Dejación de Estado, negocio redondo

Desde hace unos años comenzó una dinámica muy centrada en las okupaciones de viviendas y la impunidad de la que gozaban éstos okupas ante todos sus desmanes contra los vecinos y los legítimos propietarios. Eso fue evolucionando hacia otros tipos de criminalidad que ha ido mostrándose cada vez más. Especialmente en grandes núcleos urbanos. Y lo más característico del asunto es que el estado siempre está de perfil. Lo ha estado durante mucho tiempo.

Y eso ha dado alas a los mercaderes. En un vecindario bastante alejado del ambiente urbano, vecinos cercanos y conocidos, rápidamente han ido mostrando el cartelito de rigor que disponen de una empresa de seguridad y de alarma. Que si fuera en Llefiá, pues lo vería lógico. Lo raro es que no tengan tanques por la calle. Pero en la zona que me ocupa, parece todo muy forzado y creado por la visita de asustaviejas que han aprovechado el clima de inseguridad para vender seguridad enlatada. También lo digo porque pasaron por mi casa porque acabamos siendo los irredentos galos sin placa. Y más allá de lo divertido que tres tíos de traje llamen insistentemente a una puerta, que yo tuviera que salir apresuradamente sin afeitar, con los tatuajes al aire, cara de mala hostia y un martillo neumático de las obras para que me seguridad, es de agorero. Y sospechoso. Porque al salir ya estaban intentando mirar por una ventana. Algo que no les ayudó a crearme la necesidad de comprarles nada, sino a pedirles explicaciones de por qué habían abierto la verja sin permiso.

asustaviejas securitas

Una vez en retirada, me parece adecuado plantear lo nefasto que es que el estado esté de perfil ante tal situación y hayan empresas que estén recogiendo bellotas. Es raro tener a gente en el gobierno que se muestra altamente combativa contra los abusos de los alquileres y se plantea intervenir el mercado, pero ante la aparición de ésta dinámica creada por la desidia del propio estado, guardan silencio.

Me parece llamativo que personas que rechazan la etiqueta de liberales y que se muestran muy a favor de la intervención estatal y de lo público, son los mayores defensores de ésta dinámica que, precisamente, alimenta a grandes empresas privadas. Lo cierto es que no veo al gobierno muy inclinado a criticar a grandes empresas que ofrecen supuesta seguridad a domicilios y empresas. Si que que corren a negar el problema del aumento de la inseguridad y a tirar balones fuera. Lo cual, hace que aumente la inseguridad del ciudadano porque a su sensación de inseguridad por la criminalidad y su impunidad, se une que el gobierno niega el problema. Vaya, ten un dolor en el pecho, que te cueste respirar y que el médico te diga que no te duele el pecho y que no te puede faltar el aire, que es cuento. Veremos como acabaremos en el curandero. Pues es lo mismo. El estado rechaza mantener la paz social, combatir la criminalidad y defender la propiedad. Vaya, que el estado se niega a ejercer lo que le define. Que es el monopolio de la violencia. Pero no muestra reparos en que la gente viva con ansiedad y que criminales de toda clase campen a sus anchas mientras la policía está viendo los toros desde la barrera porque no tienen capote. Y menos reparos muestra en que grandes empresas hagan su agosto a costa de aprovechar el miedo y aumentarlo. No hay nada mejor para una empresa de asustaviejas a comisión que el estado no defienda a su población. Ya lo he utilizado alguna vez, «a mar revuelta, ganancia de pescadores». Y ante una sensación de inseguridad tan aumentada y generalizada, malo sería que todo un vecindario no cayese en manos de una empresa de alarmas chinas y plaquita brillante en la puerta del estilo «eh, chorizo, si nos quieres matar, tras 2 horas de haber entrado tú, vendrá un agente privado que cobra el sueldo mínimo en un Dacia». Fantástico. Ya no digamos la gracia que hace cuando ves que Telefónica está metida en el tema de las alarmas. Gracia y suspicacia al 20/80. 20 segundos de risa y 80 de «madre, que los que te cobran conceptos escondidos, cambian tarifas y te ponen imposible irte, dicen ofrecer seguridad».

También sé que hay muchos que se hacen eco de teorías peregrinas de responsables políticos que niegan el problema del aumento de la inseguridad dando datos cuestionables de estadísticas de criminalidad. Asumen que la inseguridad es algo meramente psicológico y provocado por los medios. Parcialmente cierto. La inseguridad es una apreciación personal. Pero decir que la provocan los medios es discutible. El ciudadano promedio está acostumbrado a ver desde la lejanía de su televisor todo tipo de desgracias y vecinos que dicen «siempre saludaba». Dudo que de repente nos hayamos vuelto sensibles. Pero si que aumenta la inseguridad ver que en un tren hay grupos de 6-8 mozalbetes bebiendo cerveza a las 10 de la mañana, fumando porros y gritando como mandriles en algarabía mientras buscan la mirada de cualquier viajero para tener un pretexto para mostrar su versión anoréxica de espalda plateada. Eso no computa en ninguna estadística criminal pero has jodido a todo un vagón. Y como se mueven, porque no hay rata que se esté quieta, a todo el tren.


Del mismo modo, ver cómo un vecino hace obras ilegales, trafica y conduce bajo sustancias, no genera seguridad. Y cuando el ayuntamiento es su protector por nepotismo y caciquismo, aumenta aún más la sensación de indefensión. Por no decir que mucha gente hace tiempo que no denuncia, por lo que no hay registros de muchos crímenes. Por experiencia, puedo entender que nadie quiera denunciar un robo que le supone 3-4 horas de esperar en comisaría para que un oficinista poco motivado tome notas y llegue a cuestionar el robo mientras el agente que llega de patrullar sabe quién ha sido pero no le puede detener. Las estadísticas son muy tramposas cuando es la propia administración la que se hace un Juan Palomo. Y pondré un ejemplo sin nombres, pero real. Un municipio del Garraf, provincia de Barcelona.

Dicho municipio sufrió un aumento exponencial de robos y hurtos durante 3 trimestres. En esos 3 trimestres ya llegó a las cifras que habrían correspondido a todo el año anterior, pero aún faltaban 3 meses. Pero sorpresa, el último trimestre hicieron un operativo especial planteado para «ayudar a la gente mayor» en que la policía municipal en coordinación con Mossos vigilarían los bancos del centro del pueblo hasta final de año. Conclusión, estadísticas maquilladas con un parche de 3 meses.

estado fallido inseguridad okupacion

Así que en esta situación aparecen las empresas de seguridad, que no son más que los asustaviejas de toda la vida. Y no lo digo creyendo que mienten sobre la criminalidad, lo digo con la carga moral de que están sacando beneficio de la inseguridad y de la dejación de funciones del estado. Porque reincido, el monopolio de la violencia legítima es la definición del estado. Un estado que se niega a proteger, mantener el orden, hacer respetar la ley y la propiedad, es un estado fallido. Y da igual que un estado deje de cumplir esas funciones porque es incapaz realmente o, como es nuestro caso, muestra un desinterés absoluto. Estado fallido igual. Quizás, tratando al estado vigente de lo que es, de estado fallido comienza a ponerse las pilas. Porque parece que hay a quiénes les molesta más una palabra que olas de robos y agresiones contra la ciudadanía. Pues habrá que aprovecharlo.

Porque también es fácil de ver que históricamente, los estados que flaquean y dejan de mostrar el vigor o la intención de mantener el orden, recurren siempre a relaciones mercantiles. Llámense mercenarios visigodos para proteger las lindes del Imperio o Securitas para la casa de la tía Paqui. Y eso siempre es la antesala de la demolición del estado. Podrá ser por los bárbaros, por los bagaudas que terminan triunfando o por compañías que controlan y custodian vecindarios enteros porque el estado está de vacaciones. Que, dicho sea de paso, es lo único que un estado no puede permitirse. Quizás queramos que la Justicia sea ciega, pero no le veo sentido a que la policía sea manca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*