DIARIO DE TOQUE DE QUEDA
Día 10 del Estado de Alarma
Previendo que nos encierren otra vez, he decidido pedir hora al barbero. No vuelvo a pasar un confinamiento con el pelo sin cortar, la última vez parecía Jesucristo con las greñas, la barba y el batín. Un Jesucristo sobrealimentado, pero Jesucristo. Además he ido al bazar chino. Que conociendo el origen del virus, es como huir de Hacienda yendo a casa de Norman Bates.Pero, bromas aparte, la verdad es que los chinos se lo toman en serio. Ha sido entrar y encontrarme geles hidroalcohólicos en todos lados. Y además, un termómetro de pistola para tomarte la temperatura. Imagino que si descubren que tienes fiebre tienen dos opciones:
1- Te echan del bazar chino.
2- El termómetro-pistola se transforma en pistola-pistola y te pegan un tiro. Son chinos, podría ser. Aunque conociendo la calidad de sus productos, lo mismo le dan al botón de conversión a arma de fuego y el termómetro se les transforma en un vibrador de color rosa con dos velocidades. Apagado y centrifugado. Casi mejor que me disparen.
También cabe la posibilidad, polémica, de que si tienes fiebre sencillamente te aliñen y te coman. Si comen pangolines, como para no comerse a un mozo sudoroso.
Pero además de eso, han cerrado los pasillos y ahora les tienes que pedir lo que buscas a los trabajadores. Muy higiénico porque ya no tocas los productos, ahora los tocan ellos. Yo creo que todo son excusas para que puedan seguirte sin problemas y que no les puedas dar esquinazo cuando se ponen a perseguirte por los pasillos cual comando de charlies persiguiendo a Rambo.En cualquier caso le he pedido lo que necesitaba y me lo ha traído. Al acercarse se le ha caído al suelo. Se ha roto en mil pedazos. El pobre chino mira al suelo. Yo también. Entonces levantamos la mirada al unísono y nos miramos. El chino, temoroso, me ve entornar los ojos. Y del fondo de mi alma surgen las peores palabras que le puedes decir a un chino:
– «Tu lompe, tu paga».
El hijoputa me ha apuntado con el vibrador rosa. Yo me he quitado la mascarilla y me he sonado los mocos. Aún está corriendo.
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