DIARIO DE TOQUE DE QUEDA
Día 7 del Estado de Alarma
¡Por fin estoy en Barcelona! Para celebrarlo he decidido dar una vuelta y tomar algo en el bar. Y ya mañana iré al gimnasio. (Pere Aragonès se ríe malevolamene)
En realidad me he tumbado en la cama y he esperado a fusionarme con las sábanas. Quizás en un arrebato de actividad me quite las botas. He cogido el móvil para ver si Dios me manda un Whatsapp que diga «lo del coronavirus era una broma, dejad ya de hacer el imbécil». Pero no, ni Dios ni el gobierno chino ni un pangolín con catarro.
Pero he comenzado a ver publicaciones de Halloween por todos lados, especiales de televisión con películas de terror, ambientaciones cochambrosas en programas, niñatos haciendo vídeos rarunos en redes sociales… Qué pesadez. No es que esté en contra de importar celebraciones cochambrosas de países anglosajones, que lo estoy. Es que si queremos vivir pesadillas y ponernos máscaras, hace meses que estamos en eso. Y aunque ahora en las puertas no dan caramelos, puedes limpiarte las manos en todas las puertas de cualquier establecimiento. Yo estoy por hacerme un tour de «geles hidroalcohólicos del mundo» hasta terminar con las manos pegajosas como un panal de abejas. Que a veces no sé si ponen gel hidroalcohólico o cola de contacto .
En cualquier caso, además de ser ridículo lo de celebrar Halloween en plena pandemia, tampoco puedes salir los findes en Cataluña. Y además, siendo claros, celebrar Halloween en el Penedés es como si en Idaho se pusieran a cantar una saeta a la virgen del Carbayo.
Conclusión, voy a hacer patria y ya he me he puesto a comer castañas. Exactamente castaña asturiana. Estaba sopa, he notado la baba fría sobre la almohada, me he levantado del asco y me he metido un castañazo al caer al suelo.
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