Modelos de integración de la inmigración

La inmigración es una realidad de plena actualidad, aunque ya nos lleva afectando como país receptor desde hace dos décadas. Y detrás de todas las noticias, discursos e ideas que defienden puntos de vista particulares sobre la cuestión, creo que es innegable que tenemos un problema al no conocer los diferentes modelos teóricos de integración de la inmigración.

Se discute mucho a veces, pero sin saber a ciencia cierta de lo que hablamos cuando estamos hablando de modelos de integración de la inmigración, siendo chocante para quién conoce que dos personas pueden estar hablando de diferentes modelos que, lógicamente chocan entre ellos, cuando creen estar hablando de la integración de los inmigrantes en general.

Y por ello, hoy quiero hacer un pequeño repaso a los distintos modelos de integración de la inmigración que existen, además de revelar cuál es el modelo de integración de los inmigrantes en España. Así que sin más dilación, vamos a ellos.

Índice

Modelo 1: Asimilación.

Este modelo de integración de la inmigración clásico, más fácil de entender y el más utilizado históricamente y, de hecho, el que sigue en las mentes de la mayoría de la población cuando hablamos de la integración de los inmigrantes aunque oficialmente ya no se aplica en la mayor parte de los países occidentales.

Bien. ¿Qué es el modelo de asimilación? Pues sencilla y llanamente convertir a los inmigrantes llegados a un país en miembros efectivos de su cultura y que adquieran todos los rasgos que conforman la identidad nacional. Que se parezcan a la sociedad receptora. De ahí el término “asimilación”. Los inmigrantes terminan integrados en la sociedad receptora porque se parecen o se hacen completamente indistinguibles de la población autóctona. Los recién llegados adquieren la lengua, los valores, los modos y la cultura en general del país al que llegan, renunciando a la de origen.

Este modelo, además, suele tener una característica llamativa, pues aunque se exige que la inmigración se asemeje, se asimile a la población autóctona, los esfuerzos públicos por ayudar a ello suelen ser escasos o nulos, dejando esa asimilación en manos de los propios inmigrantes, como un esfuerzo y proceso voluntario que si no se lleva a cabo, puede acabar en desarraigo y marginalidad.

Modelo 2: Melting Pot.

El Melting Pot, traducido en español como “crisol de culturas”, aunque debería traducirse como “tarro de mezclas” o incluso como “modelo de licuación”, es un clásico modelo muy citado en los EEUU como propio, aunque en dicho país también se ha defendido históricamente un modelo de asimilación, naciendo y forjándose los EEUU como un baile entre estos dos modelos.

Hay una corriente que defiende que el modelo de melting pot no deja de ser un subtipo de modelo asimilacionista, si bien no son lo mismo, aunque tienen rasgos en común. En ambos modelos, todos los miembros, autóctonos e inmigrantes, terminan con la misma lengua, modos e identidad. Digamos que el armazón es el mismo, pero surge de forma diferente.

En el modelo asimilacionista, es la cultura y la identidad nacional previa la que termina formando parte de los inmigrantes, adquiriendo éstos los caracteres necesarios para ser integrados por la sociedad receptora.

Pero en el modelo de melting pot esto es diferente. La inmigración no renuncia explícitamente a su identidad y cultura de origen, como tampoco la sociedad receptora impone su cultura e identidad. Por lo menos no de forma completa. Es la mezcla progresiva de los recién llegados con los autóctonos, la que va forjando los caracteres nacionales, identidad y cultura de todo el país.

Este modelo de melting pot sufre de demasiada idealización, pues si bien es cierto que los EEUU experimentaron este proceso, es evidente que la cultura dominante y la identidad estadounidense es la anglosajona y todos los grupos, aunque mezclados, han adquirido principalmente esos rasgos.

Además, dicho modelo de integración se aplicó muy principalmente a las comunidades de irlandeses, polacos, escandinavos y alemanes que fueron llegando a los EEUU, cosa que evidencia que este modelo puede integrar grupos diferentes, pero con un origen similar, pues todos esos grupos eran y son europeos. Y si bien pueden existir diferencias entre polacos, irlandeses y escandinavos, todos ellos provenían de una Europa de valores judeocristianos que les hacía parcialmente compatibles.

Modelo 3: Multiculturalismo.

El modelo multicultural o multiculturalismo es el modelo de integración de los inmigrantes más reciente y el imperante en Europa occidental desde hace décadas.

Mientras que los anteriores modelos, el asimilacionista y el de melting pot, pretenden que haya una única identidad y que eso sea el eje de la integración de los inmigrantes, el multiculturalismo lo rechaza de plano.

El ideal del modelo multicultural es la integración de partes distintas como, precisamente, partes distintas. La cuestión es preservar toda cultura e identidad, venga de dónde venga, poniendo a los recién llegados en plano de igualdad con la sociedad y cultura autóctonas.

Es un modelo bastante complejo, pues preservar toda identidad foránea como si fuese autóctona e incentivar la defensa de esas identidades dentro del país receptor, puede conducir a la formación de guettos y al aíslamiento de las diferentes comunidades que no comparten ningún otro rasgo común más que la presencia en el mismo espacio. Y ello puede llegar a la confrontación. Por ello, dicho modelo, suele hacer muy hincapié y tener programas públicos para inmigrantes, para socializar en espacios con población autóctona y para que si que adquieran algunos rasgos que tener en común.

¿Cuál es modelo de España?

Si queremos una respuesta corta para saber qué sistema de integración de la inmigración se aplica en España, la respuesta es el sistema multicultural.

La respuesta es esta porque es el modelo declarado como imperante en los países europeos occidentales y España no es una excepción.

Si bien, la respuesta larga, que puede ser realmente larga, siempre es más compleja y puede contradecir aparentemente a la respuesta corta. Y ello es porque, como hemos dicho, las administraciones llevan a cabo programas de integración de diferente tipo que podrían considerarse parte de un programa de asimilación cultural, aunque con un éxito cuestionable.

Además, algo tan básico como el modelo de integración de los inmigrantes, no ha sido discutido ni refrendado por la propia población, cayendo una decisión tan fundamental en el devenir de un país, no en una decisión democrática, sino en una argamasa de decisiones de diferentes administraciones, de leyes de extranjería, sentencias judiciales basadas en otras leyes, en lobbies y acuerdos supra-nacionales que poco o nada tienen que ver con la voluntad popular.

Siendo, muy tristemente, estas decisiones de diferentes administraciones, incoherentes entre si, bailando por el clima social particular e intereses puntuales.

Conclusión: ¿Qué modelo es mejor?

Es una pregunta difícil, aunque seguramente todos tenemos una respuesta hecha en nuestro interior. Y lo mejor que se puede responder es que todos los modelos tienen rasgos positivos en un sentido o en otro, no siendo ninguno de ellos perfecto. Alguno ha tenido más aplicación y el tiempo lo ha refrendado como parcialmente exitoso, otro ha podido ser bastante positivo en unas condiciones bastantes determinadas y aún otro suena a novedoso y enriquecedor en cuanto a diversidad cultural, así que la mejor respuesta que se puede dar sobre qué modelo de integración de la inmigración es mejor, sería el acordado y aceptado mayoritariamente por el país receptor y el que tuviera mejor aplicación a nivel cotidiano.

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