Repaso del año 2025. Parte II.

Supongo que el anterior escrito sobre mi año 2025 deja muy poco margen para el optimismo. Pero tampoco puedo negar que me duele la ausencia de Elur, aunque crea saber la forma en que se puede conllevar. Decorar la realidad para hacerla bonita ante la audiencia está bien en Instagram. Pero no soy una tetona haciendo yoga.

Y el año no solo ha sido perder a Elur. Porque las desgracias jamás vienen solas. Y, tempranamente, el año ya mostraba que iba por el camino del dolor y los problemas.

Lo de Elur no fue más que la traca final de unos fuegos que llevaban mucho tiempo prendiendo. Pero aquí sigo, casi igual. Quizás más débil de lo que querría, pero mucho más erguido que en Agosto. En Octubre, estando solo en Asturias, pasé dos veces frente al parque en que saqué la última foto de Elur con mi madre. La primera vez deseaba ver la silueta de Elur al final del parque, junto al banco, con mi madre. Mirando hacia mi. Jamás lo encontré. Continué adelante y vi la clínica veterinaria en una esquina. Y recordé que allí fue el principio del final. Y no quise mirar más.
La semana siguiente pasé por el mismo parque. No esperaba ver a Elur. Miré mi muñeca, la pulsera que decidí tener con pelo de Elur. Si tenía que mirar, era hacia mi. Buscar fuera no era más que una forma de sabotearme cuando tengo a Elur dentro y allí si que lo puedo proteger. Con un gesto tan ridículo fue cómo pude erguirme otra vez.

Soy demasiado cabezón para estar triste, demasiado terco para rendirme, demasiado orgulloso para caer en depresión. Hay otros que sufren más y no pueden librarse del dolor. Si yo soy capaz de mantenerme estable, aunque sea arrogantemente, es lo que debe ser. Es algo que vi en mi abuela. Todo podía caer y ella resistir heroicamente hasta el final. Porque las personas, a veces, necesitan la figura de alguien o de algo que permanece impasible y no se rinde ante la adversidad. Mi abuela lo convirtió en su propia definición. Y cuando he visto que el año no ha sido tampoco bueno para otros, amigos y seres queridos, no me queda más opción que permanecer como el mismo idiota irredento que solo sabe mostrar su furia y su humor negro. Y si eso, hace algún favor, por pequeño que sea, a que la vida sea menos tragedia y más tragicomedia para los míos, pues seguiremos en pie en un mundo en ruinas. Con escoliosis, pero en pie.

Y hay algo más importante y que todos olvidamos. Mucho de lo que somos y tenemos, mucho de lo mejor, proviene de nuestros peores momentos. Hubo momentos en que otras pérdidas y otro tipo de sufrimiento también causaron estragos. Y de aquellos momentos obtuve la amistad de personas a las que debo muchísimo. A veces, el dolor nos da una pequeña recompensa. Y, quizás, la muerte de Elur, que tarde o temprano se habría producido, me abría un camino. No lo sé, creo que es posible. De hecho, creo que la muerte de Elur me ofreció una salida para poder afrontar su propia muerte. Suena descabellado y críptico, lo sé. Pero quizás no había momento mejor para ser capaz de superarlo. Pudimos celebrar nuestro cumpleaños, pude estar de vacaciones con él, pude verlo en casa otra vez, pude estar con él y despedirme. Y ha pasado el tiempo suficiente para que las Navidades, aunque no vayan a ser iguales, tampoco vayan a ser un drama.

Su muerte no es nada bueno, jamás lo podré entender así, pero puedo llegar a pensar que de entre todos los momentos, fue en el menos malo y en el que se me dieron más oportunidades de salir entero. Si, marché a Asturias para estar completamente solo y poder estar ocupado con tareas. Y de esa táctica horrible, obtuve la mejor terapia.

Ahora, estando mejor, puedo dedicarme a lo que ya he dicho. A estar de pie para no provocar más sufrimiento a gente que no tiene la posibilidad de dejar de sufrir.

Si, sigue sin ser positivo del todo, pero lo mío jamás ha sido el optimismo ni tocar el harpa en el Jardín de las Delicias. Ha sido un año de mierda, pero aquí sigo, así que no ha podido conmigo. He perdido mucho, pero ni con esas he dejado de ser un cafre. Aitor 1 – 2025 0. Pasamos a cuartos. El 2026 se va a cagar.

aitor elur vaz

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