Que no engañe el título, es puro recuerdo de mi abuela. En realidad las presentes líneas deberían llamarse «recetas que jamás nadie pidió ni deberían existir».
En mi navegar por internet en busca de información nueva e interesante, me he topado con un portal que ha roto toda mi atracción por la panadería y ha aniquilado cualquier atisbo de esperanza en el género humano.
Será que no tenía yo bastante con las llamadas smash burger. Que no son más que lo socarrado que se queda pegado a la sartén o a la parrilla cuando haces una hamburguesa normal. A precio de canal de vaca entera, pero es el socarrao de una hamburguesa normal.
Será que no tenía yo bastante con toda esa clase de nuevas hamburguesas embadurnadas de toda clase de salsas absurdas que necesitan ser comidas con guantes. No como calçots por no ponerme babero y alguien se cree que me voy a comer una hamburguesa con guantes. Si, por la parte de los…
Aunque lo entiendo, una hamburguesa que ha sido bañada en salsa de galleta Lotus hasta parecer lo que hace una vaca con diarrea, necesita de EPP como si fuéramos doctores en plena pandemia. Pandemia de gilipollas, pero pandemia. Salsa de galleta Lotus, de Oreo… Espero impaciente la salsa de galleta campurriana y la de galleta digestive. Nos vamos cagar.
Aunque para cagarnos tenemos todas las cosas a las que han puesto pistacho. El pistacho es en la gastronomía actual lo que la peste bubónica fue a Europa. No sobrevive casi nadie. Asco de fruto seco repelente y de sabor repugnante de los que todos son fanáticos ahora. Ya me parecía asqueroso tener helado de pistacho, pero me callaba. Y por callarme, me han hecho toda clase de guarradas. Salsa de pistacho, crema de pistacho, turrón de pistacho… Que lo del turrón de pistacho me lo esperaba, lleva años Turrons Vicens practicando el terrorismo contra el turrón. Espero un día descubrir que es lo que les gusta a ellos y cagarme encima, como ellos han hecho con los turrones. Turrón de mojito, de Donuts, de pistacho, de cerveza… ¿Quién hostias está al volante de esa empresa? ¿Tres párvulos haciendo brainstorming?
El otro día, yendo a Barcelona para comprar turrón -del de verdad, del que se basa en la almendra y la miel y no en no haberse tomado la medicación- salió una chica de una tienda de Turrons Vicens para ofrecerme probar algo dentro. Ni con los de las carpetas de UNICEF he corrido yo tanto, parecía que me venía un miura detrás. Turrón dice. Seguro que si tengo mala suerte, me encuentro un dedo de un italiano dentro. Nuevo turrón de mascarpiano, lo veo.
Bueno, que yo venía aquí a hablar de pan. Bueno, algo que dicen que es pan. Pues ante tal absurdo en que se ha convertido la gastronomía, me han sacado una receta de pan nueva. ¿Sabéis de qué? ¿De pistacho? No, si ya hay. ¿De aguacate? No, porque eso se lo ponen por encima para quedar modernos, si lo mezclas con harina queda menos pretencioso y la cuestión es que la gente sepa que comes aguacate. Os lo digo, pan de té matcha con nueces y pasas.
He tenido que salir a la calle a respirar tras leer el nombre de la receta. Cuando he recuperado el aliento y me ha dejado de doler el pecho, he entrado para intentar aclarar qué es eso. Error, tenía foto. La madre que me parió. He sacado hasta el Ventolín.
No sabría cómo definir y describir tal cosa que el autor del artículo llama pan. Es verde, pero verde a niveles de que una vaca con hepatitis podría comer espinacas con espárragos, cagar en el prado, llegar Hulk, hacerse una ensalada césar con la plasta y la hierba, cagar en una botella de Heineken y aún no sería igual de verde. Es verde absoluto, verde de verlo Greta Thunberg y forrarse la carpeta con su foto.
Solo hay una cosa que supere el nivel de verde de tal cosa, el asco que da. Lo podrías ver de lejos, de refilón y por un retrovisor y ese día no comerías. Es la antítesis de la comida. Si una baguette fuese Spiderman, esa mierda sería el Duende Verde con un mal día. Es el hijo bastardo de Venom y el Gigante Verde.
Y aún puedo agradecer que el pan de té matcha es con nueces y pasas y no con pistachos. Aunque tengo claro que en la perturbada mente del autor de esa barbaridad, ya existe esa receta. Es progresivo. Primero el pan de té matcha, nueces y pasas. Después el pan de té matcha y pistacho. Luego el pan de té matcha con pistachos y salsa de Lotus. Y llegaremos a pan de té matcha con trocitos de bolas de Navidad para que sea más colorido. Y, tras eso, Turrons Vicens revelará que siempre el autor de esa web. Chorpecha.

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