Sobre Ucrania, sobre Europa

Preferiría no escribir estando cabreado, pero impostar una calma de la que no dispongo tampoco va a ayudar en la presente situación.


Todos sabemos y hemos visto cómo Rusia ha intervenido en Ucrania. Finalmente ha sucedido. Tras semanas de insistencia con «la invasión va a ser hoy», «estamos preparados», «el choque es inminente», «el día 16, fijo» e incluso el «España ha mandado una fragata, refuerza su fuerza aérea y no descarta enviar tropas». Tantas semanas de agoreros llamando a lo peor constantemente y poco menos que llamando al conflicto, ¿para qué? Os diré para qué. Para que una pandilla de autoproclamados periodistas con vocación de vendedor de crecepelo hagan sus especiales de «Guerra en Ucrania» mientras dan marcha atrás de una forma repugnante y rastrera.


Yo era de los que no creía en tanto «que viene el lobo». Pero el lobo ha venido y esos mismos agoreros que nos preparaban para un conflicto en Europa, ahora sueltan sin ningún tipo de pudor «están solos». Lo he escuchado repetidamente en diversos programas y canales. Y, si. Están solos. Hemos estado preparando un conflicto y azuzado la opinión pública para dejar a toda una nación sola frente a un gigante.

Yo me siento avergonzado. Como español, como ciudadano europeo y como occidental. Mucha democracia, muchos valores y mucha preparación pero hemos dejado a Ucrania a merced de Putin. Hemos iluminado algunos edificios con las banderas de Ucrania, algún tuit de apoyo con esa iluminación y hashtags de #PrayForUkraine y #IStandWithUkraine y ya nos sentimos mejor. Pero a algunos en Kiev y otros puntos, lo que les ha iluminado esta madrugada son destellos de explosiones. Y eso de· #IStandWithUkraine está muy bien. Sobretodo cuando ese estar de pie junto a Ucrania es real.

bandera ucrania iluminacion ue


Pero en la hora decisiva nos venimos abajo y todo acaba en consignas y burocracia. «Sanciones». O en algunos medios «sanciones muy duras». Tenemos que estar orgullosos de nuestro poderío diplomático y militar. No hemos sacado nada de lo primero, pero lo segundo ni existe. Tenemos a una pandilla de auxiliares administrativos en Bruselas esperando a que el yayo de Washington diga de poner sanciones. Y tan panchos.


Estoy seguro que las sanciones serán muy duras. Tan duras que seguro que todos aquellos ciudadanos ucranianos horrorizados por las explosiones se sentirán defendidos. A mi tras un bombardeo ruso junto a mi casa, me dicen que los gobiernos que me iban a defender estudiarán congelar los activos de empresas rusas en los EEUU y ya siento menos miedo a morir. Espero que se entienda la ironía, porque ya ni de eso podemos estar seguros.


Y si, se me puede responder el clásico «¿tú qué harías?» o «¿qué había que hacer? ¿entrar en guerra?». Y a eso responderé claramente. No, no pienso defender el abrir un conflicto militar a estas alturas. Llegaría tarde, mal y provocaría más dolor. A estas alturas de la película, es inasumible.
Pero si alguien no tiene capacidad diplomática, ni fuerza para hacerse respetar o, peor, no la quiere utilizar, ¿qué demonios hace metiéndose en asuntos ajenos y negociando nada?


Si queríamos «ayudar» a Ucrania, hemos tenido años y medios. Y si no queríamos nada, ¿qué hacíamos allí? Es que es todo un enorme «quiero y no puedo» para acabar dejando a un país vendido.


Entiendo la aversión a la guerra y al conflicto. Nadie querría verse luchando en el frente. Pero hay que ser realistas. Si queremos defender algo, si tenemos algo que defender, necesitamos fuerza. Ojalá no necesitarla, pero hasta la justicia requiere de fuerza. Porque como alguien ya dijo «la Justicia sin fuerza es impotencia». Y en eso hemos quedado. En lamentables espectadores inertes ante la imposición de la fuerza de otros.


Mucha palabrería, muchas semanas de discursos grandilocuentes porque «haremos frente a Rusia» y «no dejaremos caer a Ucrania», pero muchos ucranianos ya deben estar pensando en que más valía malo conocido que apoyos como nosotros. Me imagino que muchos deben desear que Rusia tome Kiev, Rusia venza y que el conflicto haya durado apenas días para evitar más víctimas. Y es lógico, es lo que yo mismo espero. Que todo acabe rápido y nadie más sufra. Aunque imagino que otros, los que aún guardan la esperanza de que salgamos en su defensa, no se ahorrarán el disgusto de verse traicionados.
Porque esa es la mayor vergüenza que guardaremos. El que depositasen esperanzas en nosotros y hayamos desaparecido ante el primer disparo.


Pero eh, hemos iluminado edificios con la bandera ucraniana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*